domingo, 10 de noviembre de 2024

Hotel Palmyra

Me despierto en Melbourne, donde estoy de viaje rumbo a una conferencia en Sídney, con un mensaje en el teléfono: Han bombardeado junto a las ruinas de BaalbekEl hotel Palmyra ha sido afectado. Busco rápidamente información y encuentro un vídeo y una noticia de la agencia Reuters que así lo confirman: han destruido un edificio de unos de 250 años, de la era Otomana, colindante con las ruinas de Baakbek patrimonio de la UNESCO. Además, en los ataques tanto en Baalbek como en el valle de la Beqaa han muerto al menos 40 personasInmediatamente mi cabeza viaja al pasado 17 de abril, en el hotel Palmyra de Baalbek donde hicimos el tercero de los conciertos de aquella gira por el Líbano de la mano del Instituto Cervantes de Beirut. Aquella gira denominada Canciones para un tiempo mejor que surgía ante un anhelo de crear puentes y soñar así tiempos mejores. Muy distante queda todo aquello de lo que finalmente fue y aún hoy continúa siendo, con más de 2.500 muertos y 1,2 millones de desplazados desde que empezaron los ataques en el Líbano.

Fachada del hotel Palmyra en Baalbek. Fotografía Carlos Domínguez.

En aquel tercer concierto en Baalbek, tras los dos primeros en Beirut y Trípoli, justo cuando estábamos finalizando, recuerdo que parte del público se levantó y con cierta prisa abandonaba la sala del hotel Palymra donde se celebraba. Al terminar se acercó a mí Yolanda Soler Onís, la que era directora del Instituto Cervantes de Beirut y me preguntó si yo había podido oír la explosión. Me comentó entonces que algunos misiles al parecer habían impactado a no mucha distancia de allí. Luego pude ver algunos mensajes en mis redes de gente que estaba en el concierto y que se tuvieron que ir porque “al parecer había incursiones y bombardeos en la zona”. Estamos hablando del mes de abril, donde muchos podíamos pensar que los bombardeos era una cuestión única de Gaza, pero bien sabía el pueblo libanés que eso no era así. Me sorprendió en ese momento que la mayoría del público, aún siendo consciente del ataque cercano, había decidido seguir allí, pues como decía el gran poeta libanés Talal Haidar, que para mi suerte estaba entre ellos y con quien luego pude compartir cena y tertulia, no hay que alarmarselas explosiones es algo habitual por aquí. Así que, tranquilos amigos, sigamos celebrando

Gira Canciones para un tiempo mejor. Fotografía Yolanda Soler Onís.

Desde que a mediados de septiembre empezaron los bombardeos de manera continuada en el sur del Líbano, Beirut y en la región de Baalbek escribo a las personas que pude conocer en aquellos días y les pregunto qué tal. Algunos me cuentan que han tenido que huir de sus casas y que ni siquiera saben si seguirán en pie. Las noticias que nos llegan hablan habitualmente de los bombardeos en Beirut pero reparan poco en los bombardeos en aquella población y región histórica de Baalbek, en el valle de la Beqaa a unos 85 km al este de Beirut, no muy lejos de la frontera Siria por donde tantos sirios entraron durante la guerra de hace unos años y por donde tantos tratan de huir ahora. En esa región, sólo en esta semana, han muerto al menos 150 personas y más de 100.000 personas que allí viven han sido conminados a abandonar sus casas si no querían morir bajo las bombas. Todos nos podemos imaginar que son mucho los que por su carencia de recursos, dificultades o simplemente por no tener a donde ir directamente optan por quedarse quedando abocados a un futuro tan oscuro como incierto.

Templo de Baco en Baalbek. Fotografía Carlos Domínguez.

En ese lugar se encuentran las ruinas de Baalbek, sin duda uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Oriente Próximo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984. Lugar por donde pasaron cananeos, griegos, romanos, bizantinos, árabes y cristianos y sin duda uno de los lugares más impresionantes que jamás he podido visitar y cuya historia y arte tan bien me contó Charbel, su experto guía local.  Frente a las ruinas se ubica el histórico hotel Palmyra que abrió sus puertas en 1874, lugar donde se hospedaron a lo largo de su historia ilustres como el Kaiser Guillermo II de Alemania, Charles De Gaulle, el Sha de Persia, Albert Einstein, Ella Fitzgerald, Jacques Chirac, Nina Simone… Allí conocí en la primavera de 2022 a Rima, su dueña, quien lo regenta y cuida con tanto cariño como buen gusto por cada detalle, respetando al máximo la esencia e historia de ese lugar. 

Vistas de los lugares históricos de Baalbek al atardecer desde el hotel Palmyra. Fotografía Carlos Domínguez.

De la historia del hotel Palmyra me habló largo y tendido Rima en aquel primer encuentro. Recuerdo muy bien que también me dijo que todo el que lo visita y se deja atrapar por su esencia, vuelve alguna vez. Justo lo que a mi me pasó. Curiosamente ese día y en ese lugar conocí, al atardecer, sentado en el precioso patio de su entrada, a la mujer que inspiraría los primeros versos de Beirut, canción que daría lugar a ese maravilloso circulo que hizo que volviera dos años después allí para cantar.  Ese lugar del que me llevé como el tesoro más preciado, las risas y abrazos de aquellos niños, que tras el concierto me saludaban. Nunca olvidaré a Ahmed, un niño de unos seis años, que al abrazarme me decía "I love you", quizás porque era la única frase de agradecimiento que conocía en el idioma en el que nos podíamos entender. A mí se me saltaron las lágrimas. Tampoco olvido al resto de genre que estaba allí, que nos agradecía tanto que hubiéramos ido a cantarles, en un tiempo en el que nadie quería viajar hasta allí. 

17/04/2024. Con Hayfa y Christian antes de la actuación. 
Con Rima, dueña del hotel Palmyra, tras el concierto. 

Ese maravilloso pueblo libanés que tanto ha padecido a lo largo de su historia y que de nuevo ahora tanto vuelve a padecer y que con razón se siente tan abandonado por una comunidad internacional que impasible y sin ser capaz de articular una ayuda efectiva, asiste a esta descomunal agresión de desastrosas consecuencias para ellos, donde tantos civiles han muerto desde el comienzo de los ataques. Ese pueblo y esos amigos que dejé allí, en tantos lugares y de los que me acuerdo cada día y en especial hoy, desde esta puerta de embarque del vuelo que me ha de llevar a Sídney tras haber sido cancelado el primero, siete horas de espera añadida, pequeñas miserias de nuestro primer mundo y que tanto nos enoja cuando nos pasa. Qué poco pensamos a veces en todos aquellos que sufren por encima de lo que podamos incluso llegar a imaginar.

Carlos Domínguez. Aeropuerto de Melbourne, 8 de noviembre de 2024.