sábado, 2 de marzo de 2019

Ventanas de Malasaña

Miran a un tiempo que en este ahora se esfumó
respiran del cielo más azul
sobre este Madrid adoquinado de entreguerras
Daoíz y Velarde impasibles bajo el sol
es invierno y las terrazas siempre llenas
Los niños juegan y ríen en el parque
estrenan sus patines de Reyes
y su metralla
una chica joven pasea en la tarde
un anciano la mira
ella entretejida en su pantalla
Hay antojos imposibles de pagar
y placeres tan gratuitos como este aire
Elígeme pidió aquella tarde el espejo
este Madrid aún consigue erizarnos el verso

Hay parejas ajenas a este milagro
y maridos que aún esperan tu regreso
hay vinilos a diez euros
libros cansados
y un segundo anhelando ser primero
Hay persianas corrigiendo la luz de tarde
y una joven santiguándose en silencio
banderas colgadas que nunca acaban de secarse
recordando que no hace tanto
ni fue tan lejos

Hay apegos, heridas, sospechas
vendedores y traficantes de quimeras
anteojos que aún resuelven crucigramas
y sorpresas que aterrizan por la espalda
Hay alegría, sacarina, barbas
bolsos, patatas fritas y deseos
un buzón en el que ya nadie echa cartas
y una farola que sostuvo un letrero
Hay tristezas, ironías, esperanzas
palomas celíacas, aceitunas y secretos
abrigos, tobillos al aire y bufandas
teléfonos que pasean a personas
y abuelos sabios
que no entienden nada

Hay cortinas que de pronto se cierran
barruntando abrazos y jadeos
zapatillas blancas, botas negras
gintonics caros
bocacalles y amigos de guardia
que caen del cielo
Hay andares con prisa que no van a ningún lado
y otros pausados
que hace tiempo que llegaron
taxis libres que en tu huida no reparan
perros sueltos, toboganes
y contenedores de vidrio
rebosando voluntades

Hay de todo en esta tarde de Malasaña
de todo salvo respuestas


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