domingo, 6 de septiembre de 2015

Vuelva si acaso mañana

Somos hijos de los pueblos indígenas
del sudor en la frente 
de los que la tierra labraron
hijos también de sus heridas
aún abiertas 
aún sangrando
de su suerte arrebatada
de su paraíso esquilmado

Somos hijos de las diferencias 
y de las clases aceptadas
de intocables 
y los parias de la Tierra
de delit en la India 
y en Bangladés de arzal 
de burakumin en Japón
en Yemen de al-akhdam
de pigmeos en Burundi 
y de albinos en Tanzania

Somos hijos de emigrantes y exiliados
de maletas rebosando incertidumbres
frío quemando en los labios
aire contenido en la frontera
donde la necesidad somete a los sueños
y a los pasos gastados del hombre
ya sin patria 
ni visado 
hacia un mundo de puertas 
que se cierran

Somos hijos de gitanos romaníes
y en Guatemala mojados
suerte de pateras en el estrecho
monte Gurugú subsahariano
exiliados hoy huyendo de Siria
del infierno
del horror
del espanto
eritreos y somalíes en Lampedusa
hoy cadáveres sin nombre 
vergüenza de este mundo 
su fracaso

Somos hijos de todos ellos
nacidos a este lado de la valla
lado noble 
vieja Europa 
esclava de sus mercados
enferma terminal de amnesia
que tan pronto ha olvidado
mirando al inmigrante aterido
al otro lado de las concertinas 
al otro lado de las alambradas
siempre a otro lado
y con su anestesiada conciencia
y solemne burocracia
sólo atinar a decirle
que lo siente mucho
que no puede hacer nada
que aquí ya somos demasiados
que vuelva si acaso mañana